Los cloroplastos son orgánulos que contienen clorofila, un pigmento verde que absorbe la energía luminosa del sol. Esta energía luminosa se utiliza para convertir el dióxido de carbono y el agua en glucosa, un azúcar que las plantas utilizan como energía. Los cloroplastos se encuentran en las células vegetales y en algunas células de algas.
Las mitocondrias son orgánulos que producen energía para la célula. Contienen una membrana especial que permite que el oxígeno se utilice para descomponer la glucosa y otras moléculas para producir ATP, una molécula que las células utilizan para obtener energía. Las mitocondrias se encuentran en todas las células eucariotas.
Tanto los cloroplastos como las mitocondrias tienen su propio ADN, que es diferente del ADN del núcleo de la célula. Esto sugiere que estos orgánulos alguna vez fueron organismos independientes que vivían en una relación simbiótica con otras células. Con el tiempo, estos orgánulos se integraron en la célula eucariota y se volvieron esenciales para su supervivencia.