Tanto las semillas como las plantas pasan por un período de latencia antes de comenzar a crecer. Este es un estado natural de descanso que les ayuda a sobrevivir en condiciones duras y almacenar energía para el futuro. Durante el letargo, las semillas y las plantas tienen una tasa metabólica baja y son menos susceptibles a sufrir daños. Cuando las condiciones sean adecuadas, saldrán del letargo y comenzarán a crecer.