En general, las flores más grandes tienden a producir más granos de polen que las flores más pequeñas. Esto se debe a que las flores más grandes tienen más espacio para las estructuras productoras de polen, como las anteras. La cantidad de anteras en una flor también puede afectar la cantidad de granos de polen producidos. Las flores con múltiples anteras, como las margaritas, tienden a producir más polen que las flores con una sola antera, como los lirios.
La disponibilidad de recursos, como agua y nutrientes, también puede influir en la cantidad de granos de polen producidos por una flor. Las plantas estresadas por falta de recursos pueden producir menos granos de polen que las plantas bien alimentadas.
Finalmente, la estrategia reproductiva de una planta también puede afectar la cantidad de granos de polen producidos. Las plantas que dependen del viento o de los insectos para la polinización tienden a producir más polen que las plantas que se autopolinizan. Esto se debe a que las plantas polinizadas por el viento y los insectos necesitan producir suficiente polen para garantizar que una parte alcance un estigma compatible. Las plantas autopolinizadas, por otro lado, no necesitan producir tanto polen porque el polen se transfiere directamente desde las anteras al estigma de la misma flor.
En resumen, la cantidad de granos de polen producidos por una flor puede variar mucho según la especie de planta, el tamaño y estructura de la flor, la disponibilidad de recursos y la estrategia reproductiva de la planta.