Las células vegetales son capaces de desdiferenciarse, un proceso en el que las células especializadas pueden volver a un estado menos diferenciado y recuperar la capacidad de dividirse y desarrollarse en diferentes tipos de células. Esta capacidad es esencial para el crecimiento y desarrollo de las plantas, ya que les permite adaptarse y responder constantemente a las condiciones ambientales cambiantes.
Por otro lado, una vez que las células animales se especializan y se diferencian en tipos específicos, generalmente pierden su capacidad de desdiferenciarse y cambiar a destinos celulares diferentes. Las células animales suelen estar encerradas en su identidad determinada y no pueden volver a un estado más versátil.