No, la promiscuidad no previene la extinción. De hecho, en ocasiones puede contribuir a la extinción. Por ejemplo, si una especie es demasiado promiscua, puede provocar una disminución de la diversidad genética, haciendo que la especie sea más susceptible a enfermedades y cambios ambientales. Además, la promiscuidad puede conducir a una mayor competencia por los recursos, lo que puede contribuir aún más a la disminución de la población.