Un nuevo estudio ha arrojado luz sobre por qué los loros son tan buenos imitadores vocales. La investigación, publicada en la revista "Current Biology", encontró que los loros tienen una estructura cerebral única que les permite aprender y producir vocalizaciones complejas.
El estudio fue realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de California, Berkeley. El equipo utilizó imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) para escanear los cerebros de los loros mientras escuchaban y producían vocalizaciones.
Las exploraciones por resonancia magnética funcional mostraron que los loros tienen una región cerebral especializada llamada "área de aprendizaje vocal" (VLA). El VLA participa en el procesamiento de los sonidos vocales y es más grande en los loros que en otras aves.
Los investigadores creen que el VLA es responsable de la capacidad de los loros para aprender y producir vocalizaciones complejas. El VLA permite a los loros almacenar y recuperar recuerdos vocales y también les ayuda a controlar los músculos que producen los sonidos vocales.
Los hallazgos de este estudio proporcionan nuevos conocimientos sobre la evolución del aprendizaje vocal en las aves. El estudio también tiene implicaciones para la comprensión del habla humana, ya que los loros y los humanos comparten algunos de los mismos mecanismos cerebrales para el aprendizaje vocal.
La estructura cerebral única de los loros les permite aprender y producir vocalizaciones complejas
Los loros son famosos por su capacidad para imitar el habla humana y otros sonidos. Esta notable habilidad ha fascinado durante mucho tiempo a los científicos, que han tratado de comprender los mecanismos subyacentes que permiten a los loros imitar una gama tan amplia de sonidos.
Un nuevo estudio, publicado en la revista "Current Biology", ha arrojado luz sobre los mecanismos cerebrales que permiten a los loros aprender y producir vocalizaciones complejas. El estudio fue realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de California, Berkeley, que utilizaron imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) para escanear el cerebro de los loros mientras escuchaban y producían vocalizaciones.
Las exploraciones por resonancia magnética funcional revelaron que los loros tienen una región cerebral especializada llamada "área de aprendizaje vocal" (VLA). El VLA participa en el procesamiento de los sonidos vocales y es más grande en los loros que en otras aves.
Los investigadores creen que el VLA es responsable de la capacidad de los loros para aprender y producir vocalizaciones complejas. El VLA permite a los loros almacenar y recuperar recuerdos vocales y también les ayuda a controlar los músculos que producen los sonidos vocales.
Los hallazgos de este estudio proporcionan nuevos conocimientos sobre la evolución del aprendizaje vocal en las aves. El estudio también tiene implicaciones para la comprensión del habla humana, ya que los loros y los humanos comparten algunos de los mismos mecanismos cerebrales para el aprendizaje vocal.
Implicaciones para el habla humana
Los hallazgos de este estudio tienen implicaciones para la comprensión del habla humana, ya que los loros y los humanos comparten algunos de los mismos mecanismos cerebrales para el aprendizaje vocal.
Los humanos también tenemos un VLA, y está ubicado en una región del cerebro similar al VLA de los loros. Esto sugiere que el VLA puede ser una región cerebral clave para el aprendizaje vocal tanto en loros como en humanos.
El estudio también encontró que los loros utilizan un mecanismo de producción vocal similar al de los humanos. Los loros producen sonidos vocales haciendo vibrar sus cuerdas vocales, que se encuentran en la laringe. Los humanos también producen sonidos vocales al hacer vibrar sus cuerdas vocales.
Estas similitudes sugieren que los loros y los humanos pueden haber desarrollado un aprendizaje vocal independientemente unos de otros. Esto significaría que el aprendizaje vocal es un rasgo convergente, que es un rasgo que ha evolucionado de forma independiente en múltiples linajes.
Los hallazgos de este estudio proporcionan nuevos conocimientos sobre la evolución del aprendizaje vocal en aves y humanos. El estudio también tiene implicaciones para comprender las bases neuronales del habla humana.