Según los investigadores, los primeros homínidos enfrentaron numerosos desafíos en la sabana africana, incluida la presencia de grandes depredadores y la escasez de recursos alimentarios. Argumentan que el fuego proporcionó una solución a estos desafíos al crear "refugios contra incendios" donde los homínidos podían retirarse en busca de seguridad y aprovechar los beneficios del fuego.
La hipótesis está respaldada por varias líneas de evidencia. Primero, los investigadores analizaron la distribución de las zonas quemadas en la sabana y descubrieron que a menudo estaban ubicadas cerca de fuentes de agua e importantes recursos alimentarios, lo que sugiere que los homínidos crearon intencionalmente estos espacios seguros. En segundo lugar, examinaron los restos de los primeros yacimientos de homínidos y encontraron evidencia de huesos quemados y otros artefactos, lo que indicaba la presencia de fuego. Finalmente, llevaron a cabo experimentos que demostraron cómo el fuego podía disuadir eficazmente a los depredadores y crear un entorno más favorable para los homínidos.
Esta nueva hipótesis proporciona una comprensión más completa de cómo los ancestros humanos utilizaban el fuego y destaca la importancia de esta tecnología en su supervivencia y éxito. Sugiere que el fuego no sólo se utilizó con fines prácticos, como cocinar y calentarse, sino que también desempeñó un papel crucial en la evolución humana al crear refugios seguros en un entorno desafiante.