No hay evidencia científica que respalde la afirmación de que nuestros antepasados habrían dominado el salto de longitud. Es posible que algunos individuos hayan tenido una ventaja genética para saltar, pero esto no se aplicaría a todos los antepasados. Hay muchas variables que afectan el rendimiento del salto de longitud, como el entrenamiento, la técnica y la composición corporal, y éstas habrían variado ampliamente entre nuestros antepasados.