Terapia con fagos:
Los bacteriófagos, o simplemente "fagos", son virus que infectan y destruyen bacterias específicamente. Al aprovechar el poder de los fagos, podemos atacar y eliminar las bacterias dañinas dejando intactas las beneficiosas. La terapia con fagos ha mostrado resultados prometedores contra las infecciones resistentes a los antibióticos y la investigación continúa explorando su potencial en el tratamiento de diversas enfermedades.
Probióticos:
Los probióticos son microorganismos vivos que, cuando se consumen en cantidades suficientes, pueden aportar beneficios para la salud del huésped. Estas bacterias "amigables" pueden ayudar a mantener una microbiota intestinal equilibrada, que desempeña un papel crucial en la prevención de infecciones. Al introducir bacterias beneficiosas en nuestro cuerpo, podemos fortalecer nuestras defensas contra los microorganismos dañinos. Los probióticos se han mostrado prometedores en la prevención y el tratamiento de infecciones como la diarrea, las infecciones del tracto urinario e incluso las infecciones respiratorias.
Manipulación de la microbiota:
El cuerpo humano alberga billones de bacterias y las alteraciones de este delicado equilibrio, conocidas como disbiosis, pueden contribuir a infecciones y enfermedades. Los investigadores están explorando formas de manipular la microbiota mediante la introducción de cepas bacterianas específicas o modificando las existentes para mejorar sus capacidades protectoras. El trasplante de microbiota fecal (FMT) es una de esas técnicas en las que se transfiere materia fecal sana de un donante a un receptor para restaurar la diversidad microbiana y combatir las infecciones.
Biología sintética:
Los avances en biología sintética ofrecen el potencial de diseñar y diseñar microorganismos con funciones específicas para combatir infecciones. Modificando o creando microorganismos con propiedades antimicrobianas mejoradas, los científicos pretenden desarrollar nuevas estrategias terapéuticas. Estas bacterias diseñadas podrían atacar y destruir patógenos, producir sustancias antimicrobianas o incluso estimular la respuesta inmune del huésped para combatir las infecciones de manera más efectiva.
Colaborar con nuestras bacterias requiere una comprensión profunda del microbioma humano y sus intrincadas interacciones con nuestro sistema inmunológico. Si bien estos enfoques son muy prometedores, se necesitan investigaciones científicas y ensayos clínicos rigurosos para garantizar la seguridad y eficacia de estos métodos bacterioterapéuticos antes de que puedan adoptarse ampliamente en la atención médica.