El equipo de investigación, dirigido por la Dra. Anna-Sophie Fiston-Lavier de la Universidad de Ginebra en Suiza, se centró en los testículos de Drosophila melanogaster, comúnmente conocida como mosca de la fruta. Estos diminutos órganos desempeñan un papel crucial en la reproducción, produciendo espermatozoides que transportan la información genética necesaria para el desarrollo de la descendencia.
Lo que intrigó a los investigadores fue la presencia de un grupo de misteriosas secuencias de ADN dentro de los testículos de la mosca de la fruta. Se descubrió que estas secuencias, denominadas "piRNA específicos de testículo", eran muy activas en la producción de pequeñas moléculas de ARN. Estos pequeños ARN, conocidos como piRNA, han sido implicados en varios procesos biológicos, incluido el silenciamiento de elementos transponibles (TE), fragmentos de ADN móvil que pueden insertarse en el genoma.
Pero los científicos hicieron una observación sorprendente:los piRNA específicos de los testículos, en lugar de silenciar los TE, en realidad estaban promoviendo su expresión. Un análisis más detallado reveló que estos ARNpi apuntaban y activaban específicamente un subconjunto de TE que habían acumulado mutaciones, haciéndolos inofensivos.
Este hallazgo intrigante llevó a los investigadores a proponer un modelo novedoso para la aparición de genes. Sugieren que los piRNA específicos de los testículos, al activar estos TE mutados, crean nuevas transcripciones (copias de genes de ARN) que pueden someterse a la selección natural. Con el tiempo, estas transcripciones pueden adquirir mutaciones beneficiosas, lo que lleva a la evolución de nuevos genes con funciones funcionales en el organismo.
El estudio marca un importante paso adelante en la comprensión del enigmático fenómeno de la aparición de genes. Demuestra que los TE, a menudo considerados parásitos genómicos, pueden ser cooptados por el proceso evolutivo para dar lugar a nueva información genética.
Esta revelación abre nuevas vías para explorar las innovaciones genéticas que dan forma a la diversidad y adaptación de las especies. También destaca el potencial oculto de las pequeñas moléculas de ARN para impulsar el cambio evolutivo.
Como concluye el Dr. Fiston-Lavier:"Nuestros hallazgos sugieren que los testículos no son sólo pequeños órganos para la producción de esperma, sino también laboratorios increíbles para la experimentación genética, donde pueden surgir nuevos genes de la interacción entre los TE y los ARN pequeños".