Los mejillones cebra se alimentan de fitoplancton, un tipo de alga que puede formar floraciones dañinas. Al consumir fitoplancton, los mejillones cebra pueden ayudar a reducir la formación de floraciones de algas nocivas, lo que puede mejorar la calidad del agua y reducir el daño ambiental. Sin embargo, el mejillón cebra también puede impactar negativamente los ecosistemas nativos al competir con especies nativas por alimento y hábitat, y al alterar la calidad del agua a través de sus procesos de filtración y excreción.