Una forma en que los patógenos vegetales superan las defensas de las plantas es mediante la producción de proteínas efectoras. Las proteínas efectoras son moléculas secretadas por el patógeno en la célula vegetal. Una vez dentro de la célula vegetal, las proteínas efectoras pueden interferir con la respuesta inmune de la planta, haciéndola más susceptible a las infecciones.
Las proteínas efectoras pueden atacar una variedad de proteínas vegetales diferentes. Algunas proteínas efectoras se dirigen a proteínas que participan en las vías de transducción de señales de la planta. Estas proteínas se encargan de transmitir señales desde la superficie celular de la planta hasta el núcleo. Al atacar estas proteínas, las proteínas efectoras pueden evitar que la planta responda a la invasión del patógeno.
Otras proteínas efectoras se dirigen a proteínas que participan en las respuestas de defensa de la planta. Estas proteínas incluyen proteínas antimicrobianas, como quitinasas y glucanasas, y proteínas relacionadas con la patogénesis (PR). Al atacar estas proteínas, las proteínas efectoras pueden desarmar las defensas de la planta y hacerla más vulnerable a las infecciones.
Además de producir proteínas efectoras, algunos patógenos vegetales también utilizan otros mecanismos para superar las defensas de las plantas. Por ejemplo, algunos patógenos producen toxinas que matan las células vegetales. Otros patógenos producen enzimas que rompen las paredes celulares de la planta, lo que facilita que el patógeno la invada.
La capacidad de los patógenos vegetales para superar las defensas de las plantas es esencial para su supervivencia. Al producir proteínas efectoras y otros factores de virulencia, los patógenos vegetales pueden causar enfermedades en las plantas y propagarse a nuevos huéspedes.
A continuación se muestran algunos ejemplos específicos de cómo los patógenos vegetales utilizan proteínas efectoras para desactivar las defensas de las células vegetales:
* El hongo _Colletotrichum orbiculare_ produce una proteína efectora llamada CgCE5. CgCE5 se dirige a una proteína de la pared celular de la planta llamada pectina metilesterasa (PME). PME se encarga de modificar la pared celular de la planta, haciéndola más resistente a las infecciones. Al atacar la PME, CgCE5 debilita la pared celular de la planta y facilita que el hongo la invada.
* La bacteria _Pseudomonas syringae_ produce una proteína efectora llamada HopPtoD1. HopPtoD1 se dirige a una proteína de la célula vegetal llamada RIN4. RIN4 es una proteína quinasa que interviene en la respuesta de defensa de la planta. Al atacar a RIN4, HopPtoD1 suprime la respuesta de defensa de la planta y la hace más susceptible a las infecciones.
* El virus _Virus del mosaico del nabo_ produce una proteína efectora llamada P3. P3 se dirige a una proteína de la célula vegetal llamada eIF4E. eIF4E es un factor de iniciación de la traducción necesario para la síntesis de proteínas. Al atacar eIF4E, P3 inhibe la síntesis de proteínas en la célula vegetal y la hace más susceptible a la infección.
Estos son sólo algunos ejemplos de las muchas formas en que los patógenos vegetales utilizan proteínas efectoras para superar las defensas de las plantas. Al comprender cómo los patógenos vegetales causan enfermedades, podemos desarrollar nuevas estrategias para proteger a las plantas de estos organismos devastadores.