A diferencia de muchas otras especies de abejas, donde la abeja reina es la única responsable de poner huevos, las abejas de poliéster emplean un sistema más inclusivo. En sus colonias, varias hembras, conocidas como "reinas", comparten la tarea de poner huevos. Cada reina tiene su propio grupo de obreras que ayudan con tareas como buscar comida y mantener el nido.
Ahora bien, aquí es donde entra en juego el acto de equilibrio de género. Las reinas tienen control sobre el sexo de sus crías regulando la cantidad de alimento proporcionada a las larvas en desarrollo. Cuando una larva recibe una mayor cantidad de alimento, se convierte en abeja hembra, mientras que aquellas con un suministro limitado de alimento se convierten en machos.
Al manipular hábilmente la asignación de alimentos, las reinas se aseguran colectivamente de que la colonia mantenga una proporción equilibrada de género. Esto es crucial para la supervivencia y prosperidad de la colonia, ya que tanto las abejas masculinas como las femeninas desempeñan funciones vitales. Las abejas macho, o zánganos, son responsables de aparearse con nuevas reinas de otras colonias, mientras que las obreras realizan tareas esenciales como alimentar a las crías, limpiar el nido y buscar recursos.
La estrategia de equilibrio de género de las abejas de poliéster destaca la notable adaptabilidad y complejidad social que se encuentran dentro de las diversas especies de abejas de Australia. Su capacidad para regular el sexo de sus crías mediante el suministro de alimentos demuestra su sofisticada organización social y estrategias reproductivas. Comprender comportamientos tan intrincados proporciona información sobre la intrincada dinámica de las colonias de abejas y su importancia ecológica en el ecosistema australiano.