Los investigadores utilizaron una variedad de técnicas, que incluyen electrofisiología, imágenes y estudios de comportamiento, para estudiar los cerebros de grandes murciélagos marrones (Eptesicus fuscus) mientras navegaban por su entorno e interactuaban con otros murciélagos. Descubrieron que diferentes grupos de células nerviosas en el cerebro de los murciélagos respondían a características específicas del entorno, como la presencia de otros murciélagos, la ubicación de la comida y la dirección del movimiento.
También descubrieron que los cerebros de los murciélagos podían integrar información de diferentes entradas sensoriales, como la audición y la visión, para crear una representación integral del entorno. Esta capacidad de procesar información sensorial compleja es esencial para los murciélagos, que dependen de sus sentidos para navegar en la oscuridad y encontrar comida.
Los investigadores creen que sus hallazgos podrían tener implicaciones para comprender condiciones humanas como el autismo y la esquizofrenia, que se caracterizan por dificultades en el procesamiento de la información sensorial y las interacciones sociales. Al estudiar cómo los murciélagos procesan la información sensorial e interactúan entre sí, los investigadores esperan conocer mejor los mecanismos neuronales que subyacen a estas condiciones y desarrollar nuevos tratamientos.
"Nuestros hallazgos proporcionan una visión única de los mecanismos neuronales que permiten a los murciélagos percibir su entorno e interactuar con otros murciélagos", dijo el Dr. David Feldheim, autor principal del estudio. "Creemos que esta investigación podría tener implicaciones importantes para comprender la función del cerebro humano y desarrollar nuevos tratamientos para los trastornos neurológicos".
El estudio fue publicado en la revista Nature.