• Home
  • Química
  • Astronomía
  • Energía
  • Naturaleza
  • Biología
  • Física
  • Electrónica
  •  Science >> Ciencia >  >> Biología
    Las primeras flores evolucionaron antes que las abejas; entonces, ¿cómo se volvieron tan deslumbrantes?
    La evolución de las flores y las abejas es una extraordinaria historia de coevolución, un fenómeno fascinante en el que dos o más especies influyen mutuamente en la evolución de cada una a lo largo del tiempo. Si bien es cierto que las primeras plantas con flores son anteriores a las abejas, la relación entre las flores y las abejas ha tenido un profundo impacto en su respectiva evolución.

    Las primeras flores, que surgieron hace aproximadamente 140 millones de años, eran estructuras simples diseñadas para la polinización por el viento. A menudo eran pequeños y discretos y dependían del viento para dispersar su polen. Con el tiempo, algunas de estas flores desarrollaron estructuras más complejas y colores vibrantes, ofreciendo néctar como recompensa a los insectos que ayudaban con la transferencia del polen.

    Entran las abejas. Se cree que las abejas evolucionaron hace unos 100 millones de años y se convirtieron en uno de los polinizadores más eficientes. Las abejas tienen piezas bucales especializadas que se adaptan perfectamente a la recolección de néctar y polen, y poseen un agudo sentido del olfato que les ayuda a localizar las flores.

    A medida que las abejas y las flores coevolucionaron, se desarrolló una notable relación mutualista. Las abejas se beneficiaron del néctar y el polen proporcionados por las flores, mientras que las flores se beneficiaron de los eficientes servicios de dispersión del polen proporcionados por las abejas. Con el tiempo, esta interacción favoreció la evolución de flores más complejas y vistosas con estructuras productoras de néctar y aromas atractivos diseñados para atraer a polinizadores como las abejas.

    La excelente visión de las abejas, en particular su sensibilidad a la luz ultravioleta (UV), influyó aún más en la evolución de los colores de las flores. Muchas flores desarrollaron patrones intrincados y colores contrastantes, particularmente en el espectro ultravioleta, que guiaron a las abejas hacia los centros ricos en néctar. Algunas flores incluso desarrollaron marcas en forma de "diana", que actúan como señales visuales para guiar a las abejas hacia las anteras ricas en polen.

    Además de la evolución del color, la coevolución de las flores y las abejas también afectó la morfología de las flores. La forma, el tamaño y la disposición de las partes de las flores, como los pétalos, los estambres y los pistilos, se optimizaron para facilitar la transferencia eficiente del polen por parte de las abejas. Las flores desarrollaron estructuras para contener el néctar, plataformas de aterrizaje especializadas y tubos florales que hacían juego con las piezas bucales de las abejas.

    La danza coevolutiva entre flores y abejas provocó una increíble diversificación de ambos grupos, adaptándose cada especie y especializándose para explotar los beneficios que ofrecía la otra. La espectacular variedad de colores, formas y fragancias de flores que vemos hoy es en gran medida el resultado de esta larga e intrincada relación coevolutiva.

    © Ciencia https://es.scienceaq.com