TRF1 (Factor 1 de unión repetida de telómeros) es una proteína conocida principalmente por su papel en la protección de los extremos de los cromosomas, llamados telómeros. Sin embargo, estudios recientes insinuaron sus funciones celulares más amplias. A partir de estos hallazgos, el equipo de investigación de la Universidad de Chicago se propuso explorar con más detalle las funciones inexploradas de TRF1.
Utilizando una combinación de técnicas bioquímicas y biofísicas, los investigadores descubrieron que TRF1 modifica las moléculas de ADN y ARN dentro del núcleo. Específicamente, descubrieron que TRF1 puede agregar o eliminar un grupo químico llamado poli (ADP-ribosa) a estas moléculas de ácido nucleico. Esta modificación química afecta cómo se expresan los genes y cómo las moléculas de ácido nucleico interactúan con otras proteínas dentro de la célula.
"Nuestros hallazgos revelan un papel sin precedentes para TRF1 en la modificación de las moléculas de ADN y ARN, expandiendo así sus funciones celulares más allá de la protección de los telómeros", explicó la Dra. Sarah Zhang, autora principal del estudio. "Este descubrimiento abre nuevas vías para que la investigación comprenda cómo TRF1 contribuye a diversos procesos celulares y potencialmente conduce a nuevas estrategias terapéuticas para enfermedades relacionadas con la desregulación de la expresión genética".
Además, los investigadores observaron que las modificaciones de los ácidos nucleicos mediadas por TRF1 son dinámicas y están reguladas por señales celulares, lo que sugiere que este mecanismo podría ser un punto crítico de control en diversas vías biológicas. La desregulación de la actividad de TRF1 o sus modificadores podría provocar una disfunción celular, contribuyendo al desarrollo de enfermedades como el cáncer y enfermedades neurodegenerativas.
El estudio, publicado en la prestigiosa revista Nature Communications, ofrece un cambio de paradigma en nuestra comprensión del papel de TRF1 y destaca la importancia de seguir investigando las funciones celulares más amplias de las modificaciones del ADN y el ARN. Estos hallazgos pueden allanar el camino para el desarrollo de nuevas terapias dirigidas a la actividad enzimática de TRF1 o los factores que la regulan, proporcionando tratamientos potenciales para una variedad de enfermedades.
A medida que la comunidad de investigación profundiza en las complejidades de las funciones de TRF1, podemos esperar ser testigos de una oleada de descubrimientos interesantes que remodelarán nuestra comprensión de la regulación genética y abrirán nuevas puertas a las intervenciones terapéuticas.