Los investigadores utilizaron un corpus de libros infantiles para entrenar sus algoritmos. Descubrieron que los niños primero aprenden los nombres de las partes del cuerpo que pueden ver, como las manos y los pies. Luego aprenden los nombres de las partes del cuerpo que están ocultas, como el corazón y los pulmones.
Los investigadores también descubrieron que los niños aprenden los nombres de las partes del cuerpo de forma jerárquica. Primero aprenden los nombres de las partes generales del cuerpo, como la cabeza y el torso. Luego aprenden los nombres de partes del cuerpo más específicas, como los ojos y la nariz.
Esta investigación proporciona nuevos conocimientos sobre cómo los humanos forman vocabularios de partes del cuerpo. Esta información podría usarse para mejorar la comunicación entre humanos y máquinas, y también podría usarse para desarrollar herramientas educativas que ayuden a los niños a aprender sobre el cuerpo humano.
Aplicaciones potenciales de esta investigación
La investigación sobre cómo los humanos forman vocabularios de partes del cuerpo podría tener varias aplicaciones potenciales, que incluyen:
* Comunicación mejorada entre humanos y máquinas. Al comprender cómo los humanos aprenden los nombres de las partes del cuerpo, podemos diseñar máquinas que puedan comunicarse con nosotros de una manera más natural. Por ejemplo, un robot podría señalar su mano y decir "Esta es mi mano".
* Herramientas educativas. La investigación sobre los vocabularios de las partes del cuerpo podría utilizarse para desarrollar herramientas educativas que ayuden a los niños a aprender sobre el cuerpo humano. Por ejemplo, un niño podría utilizar un programa de computadora para aprender los nombres de diferentes partes del cuerpo.
* Aplicaciones médicas. La investigación sobre los vocabularios de las partes del cuerpo también podría utilizarse para desarrollar aplicaciones médicas. Por ejemplo, un médico podría utilizar un programa de computadora para ayudar a un paciente a identificar una parte del cuerpo que le causa dolor.
Las aplicaciones potenciales de esta investigación son enormes. Al comprender cómo los humanos forman los vocabularios de las partes del cuerpo, podemos mejorar la comunicación entre humanos y máquinas, desarrollar herramientas educativas e incluso mejorar la atención médica.