1. Formación limitada de blastema: Los ajolotes tienen una capacidad única para formar blastemas, que son grupos especializados de células indiferenciadas que pueden crecer y diferenciarse en nuevos tejidos, lo que lleva a la regeneración de las extremidades. Por el contrario, las ranas tienen una capacidad de formación de blastemas más limitada, lo que restringe su potencial regenerativo.
2. Diferencias en el desarrollo de la formación de las extremidades: Los procesos de desarrollo implicados en la formación de las extremidades difieren entre los ajolotes y las ranas. Los ajolotes conservan ciertas características embrionarias durante la edad adulta, incluida la capacidad de regenerar tejidos. Las ranas, en cambio, sufren una metamorfosis más completa y sus células se vuelven más especializadas y pierden su potencial regenerativo durante el desarrollo.
3. Adaptaciones evolutivas: Los ajolotes pertenecen a un grupo de anfibios conocidos como urodelos, que han evolucionado para conservar algunas características larvarias y capacidades regenerativas. Las ranas, sin embargo, pertenecen al grupo de anfibios anuros, que se han adaptado a la locomoción terrestre y han reducido sus capacidades regenerativas con el tiempo.
4. Formación de cicatrices: En lugar de regenerar las extremidades perdidas, las ranas tienden a formar tejido cicatricial en el lugar de la amputación. Este tejido cicatricial consta de colágeno y otro tejido conectivo, que ayuda a sellar la herida pero no da como resultado el nuevo crecimiento de una nueva extremidad.
Es importante señalar que la investigación sobre la regeneración de las extremidades en anfibios está en curso y existe potencial para futuros avances e ideas que podrían arrojar más luz sobre los mecanismos subyacentes a la regeneración de las extremidades y sus limitaciones en diferentes especies.