Los investigadores estudiaron una variedad de animales marinos, incluidos peces, camarones y cangrejos, y descubrieron que todos tenían una vía de respuesta al estrés similar. Esta vía implica la liberación de una hormona llamada cortisol, que ayuda a los animales a movilizar energía y afrontar el estrés. Sin embargo, los investigadores también descubrieron que los animales marinos tienen una forma única de regular los niveles de cortisol que les ayuda a evitar los efectos negativos del estrés crónico.
En los seres humanos, el estrés crónico puede provocar una variedad de problemas de salud, como enfermedades cardíacas, obesidad y depresión. Sin embargo, los investigadores descubrieron que los animales marinos pueden evitar estos problemas regulando los niveles de cortisol mediante un proceso llamado "retroalimentación negativa". La retroalimentación negativa ocurre cuando la liberación de cortisol desencadena la liberación de otra hormona que inhibe la producción de cortisol. Este proceso ayuda a mantener bajo control los niveles de cortisol y evita que los animales experimenten estrés crónico.
Los investigadores creen que esta vía única de respuesta al estrés puede ser una de las razones por las que los animales marinos tienen tanto éxito en adaptarse a su entorno. La capacidad de afrontar el estrés es esencial para sobrevivir en un entorno en constante cambio, y el mecanismo de retroalimentación negativa que han desarrollado los animales marinos les ayuda a conseguir precisamente eso.
Este estudio proporciona nuevos conocimientos sobre la biología de los animales marinos y podría tener implicaciones para la conservación de estos animales. Al comprender cómo los animales marinos afrontan el estrés, podremos protegerlos mejor de las amenazas que enfrentan, como la contaminación, el cambio climático y la sobrepesca.