Sin embargo, existen algunas excepciones a esta regla. En algunas especies, el sexo está determinado por factores ambientales, como la temperatura o la presencia de determinadas sustancias químicas.
En las moscas de la especie Drosophila miranda, por ejemplo, algunas células no pueden distinguir si son masculinas o femeninas. Esto se debe a que estas células carecen de una copia funcional del gen Sxl que determina el sexo. Como resultado, estas células pueden adoptar características masculinas o femeninas, dependiendo de las condiciones ambientales.
Si las moscas se crían en un ambiente cálido, las células se convertirán en machos. Si las moscas se crían en un ambiente fresco, las células se convertirán en hembras.
La capacidad de algunas células de mosca para cambiar de sexo es un ejemplo notable de cómo los factores ambientales pueden influir en el desarrollo de un organismo.