Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la producción ganadera es responsable del 14,5% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y también es un importante impulsor de la deforestación, la contaminación del agua y la pérdida de biodiversidad.
Una forma de reducir el impacto ambiental de la producción de carne es simplemente comer menos. Un estudio publicado en la revista Nature encontró que si el consumo mundial de carne se redujera en un 50%, las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la producción de alimentos disminuirían en un 29%.
Otra forma de reducir el impacto ambiental de la producción de carne es cambiar a fuentes de carne más sostenibles. Por ejemplo, la carne de vacuno alimentada con pasto tiene una huella de carbono menor que la carne de vacuno alimentada con cereales, y la carne de cerdo criada en pastos tiene una huella de carbono menor que la carne de cerdo de granjas industriales.
Además de reducir el consumo de carne y cambiar a fuentes de carne más sostenibles, existen otros cambios dietéticos que pueden ayudar a sostener la producción mundial de alimentos.
Por ejemplo, aumentar nuestro consumo de alimentos de origen vegetal puede ayudar a reducir la demanda de tierra, agua y energía que actualmente se utiliza para la producción de carne. Los alimentos de origen vegetal también son generalmente más nutritivos que la carne y pueden ayudar a reducir el riesgo de enfermedades crónicas como enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y cáncer.
Otra forma de sostener la producción mundial de alimentos es reducir el desperdicio de alimentos. El desperdicio de alimentos ocurre en todas las etapas de la cadena de suministro de alimentos, desde la producción hasta el consumo. En Estados Unidos, por ejemplo, se estima que entre el 30% y el 40% de los alimentos se desperdician.
Reducir el desperdicio de alimentos puede ayudar a reducir la cantidad de alimentos que es necesario producir, lo que a su vez puede reducir el impacto ambiental de la producción de alimentos.
Al realizar cambios en nuestra dieta, podemos ayudar a sostener la producción mundial de alimentos y reducir su impacto ambiental. Comer menos carne, cambiar a fuentes de carne más sostenibles, reducir el desperdicio de alimentos y aumentar nuestro consumo de alimentos de origen vegetal son cambios simples que pueden marcar una gran diferencia.