* atmósfera densa: Venus tiene una atmósfera increíblemente densa, compuesta principalmente de dióxido de carbono (CO2) con nubes gruesas de ácido sulfúrico. Esta atmósfera atrapa el calor, actuando como una manta gigante.
* Efecto de invernadero: El CO2 en la atmósfera de Venus absorbe la radiación infrarroja (calor) del sol. Este calor atrapado calienta la superficie del planeta.
* Efecto de invernadero fugitivo: La atmósfera gruesa y el efecto invernadero crean un círculo vicioso. A medida que aumenta la temperatura de la superficie, la atmósfera se vuelve aún más efectiva para atrapar el calor, lo que lleva a temperaturas aún más altas. Este circuito de retroalimentación positiva ha dado como resultado temperaturas de la superficie que alcanzan un ardiente 464 ° C (867 ° F).
* Albedo bajo: Las gruesas nubes de Venus reflejan muy poca luz solar en el espacio, contribuyendo aún más a las altas temperaturas de la superficie.
En contraste, Mercurio:
* atmósfera delgada: Mercurio tiene una atmósfera muy delgada, que no atrapa mucho calor.
* Sin efecto invernadero: La delgada atmósfera de Mercurio no tiene suficientes gases de efecto invernadero para crear un efecto de calentamiento significativo.
* Albedo alto: La superficie de Mercurio refleja una gran cantidad de luz solar, lo que reduce la cantidad de calor absorbida.
En resumen, la densa atmósfera de Venus y el efecto de invernadero fugitivo son las principales razones de sus temperaturas superficiales increíblemente altas, lo que lo convierte en el planeta más popular de nuestro sistema solar.