Si la Tierra no tuviera magnetosfera, el planeta sería bombardeado con radiación dañina del sol, conocida como viento solar. Esta radiación dañaría la atmósfera y la destruiría con el tiempo. Sin la atmósfera, la superficie de la Tierra estaría expuesta a temperaturas extremas y a una dura radiación solar, haciéndola inhóspita para la mayoría de las formas de vida. Además, la falta de una magnetosfera también impediría que la Tierra mantuviera un clima estable y podría provocar cambios drásticos en los patrones climáticos, lo que podría tener consecuencias aún más catastróficas para la vida en la Tierra.