Las estrellas más calientes emiten más energía en longitudes de onda más cortas y aparecen de color azul o blanco. Estas estrellas suelen ser más jóvenes y se clasifican como estrellas de tipo O, B, A y F temprana. El Sol, por ejemplo, es una estrella de tipo G con una temperatura superficial moderada y que emite una luz amarilla.
A medida que las estrellas envejecen, se enfrían y su color cambia hacia el extremo rojo del espectro. Las gigantes rojas, como Antares, son estrellas viejas con temperaturas superficiales relativamente bajas y de color rojizo. Estas estrellas se encuentran en las últimas etapas de su evolución y han agotado gran parte de su combustible de hidrógeno.
La progresión del color estelar con la edad se puede resumir de la siguiente manera:
O-Stars: Estrellas muy calientes, de color blanco azulado. Joven y macizo.
Estrellas B: Estrellas calientes de color blanco azulado. También joven y macizo.
Estrellas A: Estrellas blancas y calientes. Menos masivas que las estrellas O y B.
Estrellas F: Estrellas calientes de color blanco y amarillo. El Sol es una estrella F.
G-Stars: Estrellas amarillas como nuestro Sol. Estrellas de mediana edad.
K-Stars: Estrellas naranjas. Más frías y más antiguas que las estrellas G.
Estrellas M: Estrellas rojas. Estrellas pequeñas, frescas y muy viejas.
Por lo tanto, la edad de una estrella está estrechamente relacionada con su color:las estrellas más jóvenes generalmente son más calientes y aparecen de color azul o blanco, mientras que las estrellas más viejas son más frías y aparecen de color amarillo, naranja o rojo.