La característica más importante de un telescopio es su apertura. La apertura es el diámetro de la lente objetivo o espejo primario. Determina cuánta luz puede captar el telescopio, lo que a su vez determina qué tan débiles puede ver los objetos. Cuanto mayor es la apertura, más luz puede captar el telescopio y más objetos más débiles puede ver.
Por ejemplo, un telescopio con una apertura de 100 mm puede captar 100 veces más luz que un telescopio con una apertura de 10 mm. Esto significa que el telescopio de 100 mm puede ver objetos que son 10 veces más débiles que el telescopio de 10 mm.
La apertura de un telescopio también es importante para determinar su poder de resolución. El poder de resolución es la capacidad de distinguir entre dos objetos muy cercanos entre sí. Cuanto mayor sea la apertura, mayor será el poder de resolución del telescopio.
En general, cuanto mayor sea la apertura de un telescopio, mejor será. Sin embargo, los telescopios más grandes también son más caros y más difíciles de utilizar. Por lo tanto, es importante elegir un telescopio con una apertura adecuada a sus necesidades y presupuesto.