Utilizando propulsión química convencional, un viaje de ida a Marte podría durar entre 7 y 9 meses, dependiendo de la ventana de lanzamiento y la trayectoria tomada.
Sin embargo, con sistemas de propulsión más avanzados, como propulsión iónica o propulsión térmica nuclear, el viaje podría reducirse a tan sólo tres meses.
Vale la pena señalar que estas estimaciones no tienen en cuenta el tiempo adicional necesario para la desaceleración y el aterrizaje en Marte, lo que podría añadir varios meses más al tiempo total de viaje.