La fuerte atracción gravitacional de Júpiter le ha permitido conservar la mayor parte de su atmósfera original. La gravedad del planeta impide que los gases escapen al espacio. El inmenso tamaño y masa de Júpiter crean enormes fuerzas gravitacionales que unen los gases atmosféricos al planeta. Además, la falta de una superficie sólida en Júpiter significa que no hay corteza ni litosfera para absorber o liberar gases a la atmósfera. Como resultado, Júpiter ha podido conservar una porción sustancial de su atmósfera original durante miles de millones de años.