En términos del espectro electromagnético, las ondas infrarrojas tienen frecuencias que van desde 300 GHz (gigaHertz) a 400 THz (teraHertz), y longitudes de onda que van desde aproximadamente 1 milímetro (mm) a 700 nanómetros (nm). El espectro IR normalmente se divide en tres regiones:
1. Infrarrojo cercano (NIR): Esta región es la más cercana al espectro visible, con longitudes de onda que van desde 700 nm a 1400 nm. Es la forma de radiación IR más común en nuestra vida diaria, emitida por fuentes de calor como el sol, las bombillas incandescentes y nuestros propios cuerpos.
2. Infrarrojo medio (MIR): Esta región abarca longitudes de onda desde 1400 nm hasta 30 micrómetros (μm). La radiación MIR se asocia principalmente con la emisión térmica de objetos a temperatura ambiente o superior. Tiene aplicaciones en imágenes térmicas, teledetección y espectroscopia.
3. Infrarrojo lejano (FIR): La región del infrarrojo lejano incluye longitudes de onda que van desde 30 µm hasta 1 milímetro. La radiación FIR se origina en objetos más fríos y fuentes cósmicas, como nubes interestelares y galaxias. Se utiliza en aplicaciones como astronomía submilimétrica y sistemas de comunicación de largo alcance.
Todos los objetos por encima del cero absoluto (-273,15°C) emiten ondas infrarrojas y su intensidad aumenta con las temperaturas más altas. Esta propiedad nos permite detectar variaciones de temperatura en los objetos, lo que hace que la tecnología IR sea valiosa en aplicaciones como imágenes térmicas, visión nocturna y diagnóstico médico.
La radiación infrarroja también se emplea en diversos campos, incluida la espectroscopia, las comunicaciones por fibra óptica, el calentamiento y secado industriales, la teledetección en meteorología y astronomía y la fotografía infrarroja.
La exploración de la región infrarroja ha ampliado enormemente nuestra comprensión del universo y ha abierto nuevas posibilidades en la tecnología y la investigación científica.