Las ondas Kelvin se clasifican como un tipo de perturbación de onda larga que se propaga a lo largo de la interfaz entre dos fluidos de diferente densidad. En el caso de las ondas Kelvin atmosféricas, se producen en el límite entre la troposfera (la capa inferior de la atmósfera) y la estratosfera (la capa superior). Estas ondas implican oscilaciones de parcelas de aire en un plano vertical y se caracterizan por longitudes de onda relativamente largas y velocidades de propagación lentas.
De manera similar, las ondas Kelvin oceánicas se producen en la interfaz entre la capa mixta superior del océano y el agua más densa que se encuentra debajo. Estas ondas son impulsadas por los efectos combinados de la rotación de la Tierra y las diferencias de densidad en la columna de agua. Se propagan a lo largo de la costa, viajando en dirección paralela a la costa, y pueden desempeñar un papel importante en la oceanografía costera y la dinámica de las corrientes oceánicas.
El estudio de las ondas Kelvin es importante en diversos campos, incluidos la meteorología, la oceanografía y la geofísica. Comprender estas ondas ayuda a los científicos a comprender mejor los patrones de circulación atmosférica y oceánica, así como sus interacciones con los procesos costeros y los fenómenos meteorológicos.