Los orbitales a menudo se representan como nubes tridimensionales, donde la densidad electrónica está representada por el brillo de la nube. En zonas de la nube donde la densidad de electrones es alta, hay mayor probabilidad de encontrar el electrón. Las áreas donde la densidad de electrones es baja indican que hay menos posibilidades de encontrar el electrón allí.
La densidad de electrones en un orbital disminuye con la distancia al núcleo y la forma de estas nubes puede variar considerablemente. Algunos orbitales son esféricos, mientras que otros son más alargados o distorsionados. La forma del orbital y la densidad de los electrones en él están influenciadas por el potencial electrostático que rodea el núcleo, así como por el estado energético del electrón.
Los orbitales son importantes porque proporcionan una representación visual de la distribución de electrones en átomos y moléculas, lo cual es esencial para comprender su comportamiento químico. Nos ayudan a comprender la estructura electrónica, los enlaces, las propiedades y la reactividad de las sustancias y sirven como base para los modelos de mecánica cuántica de sistemas atómicos y moleculares.