El Acuerdo de París sobre cambio climático se firmó en 2015, pero aún no se ha implementado plenamente. Un punto clave es cómo financiar la transición a una economía baja en carbono. Los países desarrollados se han comprometido a aportar 100.000 millones de dólares al año para ayudar a los países en desarrollo, pero no existe un mecanismo claro sobre cómo se distribuirá ese dinero.
Esta semana se están celebrando conversaciones cruciales en Bonn, Alemania, en un intento de resolver estos problemas. La esperanza es que las conversaciones produzcan una hoja de ruta clara sobre cómo se implementará el Acuerdo de París. Esto proporcionaría la certidumbre que tanto necesitan las empresas y los gobiernos, y ayudaría a generar impulso hacia una transición global hacia una economía baja en carbono.
Se espera que las conversaciones sean difíciles, ya que existen importantes diferencias de opinión entre los países sobre cómo se debe distribuir el dinero. Sin embargo, existe un creciente sentido de urgencia, a medida que los impactos del cambio climático son cada vez más evidentes en todo el mundo.
El Acuerdo de París es una herramienta vital para abordar el cambio climático y es esencial que se implemente plenamente. Las conversaciones cruciales que se celebrarán en Bonn esta semana son una oportunidad decisiva para avanzar en esta cuestión.
Éstos son algunos de los temas clave que se están discutiendo en las conversaciones:
* Cómo distribuir los \$100 mil millones por año que los países desarrollados se han comprometido a proporcionar para ayudar a los países en desarrollo.
* Cómo garantizar que el dinero se utilice eficazmente para apoyar la acción climática.
* Cómo realizar un seguimiento del progreso y garantizar la rendición de cuentas.
A las conversaciones asisten representantes de más de 190 países, así como representantes de empresas, la sociedad civil y pueblos indígenas. La esperanza es que las conversaciones produzcan una hoja de ruta clara sobre cómo se implementará el Acuerdo de París. Esto proporcionaría la certidumbre que tanto necesitan las empresas y los gobiernos, y ayudaría a generar impulso hacia una transición global hacia una economía baja en carbono.