1. Pelos gatillo:Cada hoja de Venus atrapamoscas tiene numerosos pelos gatillo en su superficie interna. Estos pelos son muy sensibles al tacto y actúan como el principal mecanismo sensorial para detectar presas potenciales.
2. Estímulo táctil:cuando un insecto u otra criatura pequeña entra en contacto con los pelos gatillo, los estimula y hace que los pelos se doblen o se desplacen.
3. Transducción de señales:La flexión de los pelos gatillo genera una señal eléctrica que se propaga rápidamente por toda la hoja. Esta señal desencadena una cascada de respuestas bioquímicas y celulares.
4. Cierre de las hojas:Al recibir la señal, las células de las hojas en la superficie interior de la trampa se expanden, mientras que las de la superficie exterior se contraen. Este crecimiento diferencial hace que la hoja se doble rápidamente hacia adentro, formando una cavidad cerrada que encierra a la presa capturada.
5. Glándulas digestivas:La superficie interna de la trampa contiene numerosas glándulas digestivas que secretan un cóctel ácido de enzimas y sustancias químicas. Estas enzimas inician el proceso de descomponer el organismo capturado en un líquido rico en nutrientes.
6. Reapertura de las hojas:Transcurridos varios días, una vez completada la digestión, la trampa se volverá a abrir, desechando los restos no digeridos de la presa. La trampa ahora está lista para capturar su próxima comida.
Es importante señalar que las Venus atrapamoscas tienen un mecanismo específico de "dos toques". Para que la trampa se cierre por completo e inicie la digestión, normalmente necesita sentir dos estímulos distintos en sus pelos gatillo en un corto intervalo de tiempo. Esto evita que la trampa se active por factores ambientales como lluvia o escombros.
El proceso de digestión de la Venus atrapamoscas es un testimonio de las notables adaptaciones que han desarrollado las plantas para obtener nutrientes en entornos de escasos recursos.