Las fuerzas de marea son interacciones gravitacionales que surgen debido a la diferencia en la atracción gravitacional que experimentan las diferentes partes de un objeto. En un sistema coorbital, los dos planetas ejercerían fuerzas de marea entre sí, lo que provocaría diversos efectos en sus órbitas y en su estabilidad general.
Una consecuencia de las interacciones de mareas es el intercambio de momento angular entre los planetas y la estrella. Este intercambio puede alterar los períodos orbitales de los planetas, haciendo que se acerquen o se alejen de la estrella. Con el tiempo, estos cambios en los períodos orbitales podrían desestabilizar la configuración coorbital, lo que llevaría a que los planetas eventualmente escapen de su órbita compartida.
Además, las interacciones de mareas pueden inducir resonancias orbitales, que ocurren cuando los períodos orbitales de dos planetas están relacionados mediante relaciones enteras simples. Estas resonancias pueden provocar un comportamiento caótico en las órbitas de los planetas, provocando que se desvíen de su configuración coorbital inicial.
Además, las fuerzas de marea también pueden afectar las velocidades de rotación de los planetas, provocando potencialmente que queden bloqueados entre sí por marea. En este escenario, un lado de cada planeta siempre estaría frente al otro, inhibiendo la posibilidad de diversas condiciones y entornos superficiales.
Si bien estos factores presentan desafíos para la estabilidad a largo plazo y la detección de exoplanetas coorbitales, es importante señalar que no descartan por completo la posibilidad de su existencia. Es posible que los exoplanetas coorbitales puedan existir en configuraciones relativamente estables o que se formen en condiciones específicas que mitiguen los efectos de las interacciones de las mareas.
En conclusión, la ausencia de descubrimientos confirmados de exoplanetas coorbitales puede atribuirse a varios factores, incluidas las fuerzas de marea y su influencia en la estabilidad orbital y la dinámica planetaria. Se necesitan más investigaciones, avances en las técnicas de observación y estudios más extensos de sistemas exoplanetarios para arrojar más luz sobre la posible existencia de exoplanetas coorbitales y las complejidades de sus interacciones.