Para estudiar los efectos de esta radiación, los investigadores han colocado varios instrumentos en la superficie lunar. Estos instrumentos han medido los niveles de radiación y su impacto en diversos materiales. Los resultados de estos estudios han demostrado que la radiación en la Luna es mucho más intensa que en la Tierra.
Por ejemplo, la dosis de radiación en la Luna es aproximadamente 100 veces mayor que en la Tierra. Esto significa que los astronautas que pasen largos períodos de tiempo en la Luna estarán expuestos a una cantidad significativa de radiación. Esta radiación puede causar problemas de salud como cáncer de piel, cataratas y trastornos del sistema inmunológico.
El entorno de radiación en la Luna también plantea un desafío para las naves espaciales y los satélites. La radiación puede dañar la electrónica y los paneles solares de estas naves espaciales, haciéndolos menos efectivos o incluso inoperables.
Los investigadores están trabajando para desarrollar formas de proteger a los astronautas y las naves espaciales de la radiación de la luna. Estas protecciones podrían incluir trajes especiales y materiales resistentes a la radiación. Los investigadores también están estudiando la posibilidad de utilizar los recursos naturales de la luna para crear una atmósfera protectora.