La razón de esto tiene que ver con la forma en que la luz interactúa con la materia. Cuando la luz incide en un átomo, puede ser absorbida o dispersada. Si se absorbe, la energía de la luz se transfiere al átomo, haciendo que vibre o emita otro tipo de radiación. Si se dispersa, la luz simplemente se desvía en otra dirección.
La probabilidad de que la luz sea absorbida o dispersada depende de la longitud de onda de la luz y del tipo de átomo. La luz visible tiene una longitud de onda relativamente larga, por lo que no es tan probable que sea absorbida o dispersada por los átomos como la radiación de longitud de onda más corta, como la luz ultravioleta. Por eso podemos ver a través del universo, pero no a través de una pared de ladrillos.
Hay algunos otros factores que pueden afectar la transparencia del universo. Por ejemplo, la presencia de polvo y gas puede dispersar la luz, dificultando la visión de objetos distantes. La expansión del universo también puede provocar que la luz se desplace al rojo, lo que la hace más difícil de detectar.
En general, el universo es un lugar muy transparente. Por eso podemos ver las estrellas y galaxias que se encuentran a miles de millones de años luz de distancia. Sin embargo, existen algunos factores que pueden afectar la transparencia del universo, como la presencia de polvo y gas y la expansión del universo.