Descubierto en Perú, el fósil de Pelocetus incluye un cráneo y una mandíbula inferior notablemente bien conservados, junto con numerosas vértebras y fragmentos de costillas. El análisis detallado de estos restos revela que Pelocetus creció hasta alcanzar un tamaño asombroso, con una longitud corporal estimada de aproximadamente 17,5 metros (57 pies). Esto la hace significativamente más grande que la ballena azul moderna, que normalmente mide entre 23 y 33 metros (75 a 108 pies) de largo y ostenta el récord actual del animal vivo más grande de la Tierra.
Basándose en comparaciones con las ballenas modernas y otros cetáceos, los científicos estiman que Pelocetus probablemente pesaba alrededor de 45 toneladas, casi el doble del peso promedio de la ballena azul moderna de 100 a 150 toneladas. Este inmenso peso convierte a Pelocetus en el animal indiscutiblemente más pesado que jamás haya existido, superando con creces el peso de otros gigantes prehistóricos notables como el argentinosaurus, el titanosaurus y los enormes dinosaurios saurópodos.
Uno de los aspectos más fascinantes de Pelocetus es su aparato de alimentación especializado. Sus mandíbulas estaban revestidas de numerosos y robustos dientes, lo que sugiere que probablemente se alimentaba de presas grandes y de piel dura, como calamares y otros cefalópodos. Esta adaptación única la distingue de las ballenas barbadas modernas, que utilizan placas especializadas llamadas barbas para alimentarse por filtración de pequeños organismos como el krill y el plancton.
El descubrimiento de Pelocetus destaca la increíble diversidad y la historia evolutiva de las ballenas antiguas, muchas de las cuales exhibieron adaptaciones y tamaños notables. Este leviatán prehistórico sirve como recordatorio de la rica biodiversidad que existió hace millones de años y proporciona a los científicos información valiosa sobre la evolución de los mamíferos marinos.