Sin embargo, en general se entiende que un GRB extremadamente poderoso y cercano podría tener efectos significativos en la atmósfera de la Tierra, la capa de ozono y, potencialmente, la vida en el planeta. Dependiendo de la energía y la distancia del GRB, los efectos podrían variar desde daños a la capa de ozono, lo que llevaría a un aumento de la radiación ultravioleta que llega a la superficie, hasta una posible alteración del clima y los ecosistemas de la Tierra.
Es importante señalar que la probabilidad de que ocurra un evento de este tipo es muy baja y la Tierra ha sobrevivido a numerosos estallidos de este tipo a lo largo de su larga historia. Sin embargo, los científicos monitorean continuamente el cielo en busca de actividades de GRB, y la comprensión de los riesgos potenciales evoluciona constantemente a medida que se realizan nuevas observaciones e investigaciones.