1. El termómetro consta de un cilindro de vidrio sellado lleno de un líquido transparente, normalmente agua o alcohol.
2. Dentro del cilindro hay varias esferas de vidrio o flotadores, cada una de las cuales contiene una cantidad diferente de líquido y aire. Cada flotador tiene una pequeña etiqueta o etiqueta de metal que indica su rango de temperatura.
3. Los flotadores están diseñados con diferentes densidades, por lo que se hunden o suben a diferentes temperaturas. Los flotadores más densos se hunden hasta el fondo, mientras que los menos densos suben a la superficie.
4. A medida que cambia la temperatura del entorno, el líquido dentro del cilindro se expande o contrae, provocando cambios en la densidad de los flotadores. Esto, a su vez, afecta su flotabilidad, haciendo que se eleven o bajen en consecuencia.
5. La posición de los flotadores indica la temperatura actual. Observando qué flotador se encuentra en el fondo del cúmulo o simplemente tocando el fondo, se puede leer la temperatura correspondiente en su etiqueta.
6. Las lecturas de temperatura de un termómetro Galileo no son tan precisas como las de un termómetro digital o de mercurio moderno. Sin embargo, proporciona una forma única y visualmente atractiva de estimar la temperatura, que a menudo se utiliza como objetos decorativos o temas de conversación en lugar de instrumentos científicos precisos.
Los termómetros Galileo no se utilizan ampliamente para mediciones precisas de temperatura en entornos científicos o industriales, sino más bien como artículos decorativos o novedosos debido a su atractivo estético y su capacidad para proporcionar una indicación aproximada de los cambios de temperatura a lo largo del tiempo.