1. Evaporación: A medida que el vidrio se expone a la luz solar, el calor de los rayos solares hace que las moléculas de agua del vidrio ganen energía. Este aumento de energía hace que las moléculas de agua se liberen del estado líquido y se transformen en un estado gaseoso, conocido como vapor de agua.
2. Vaporización: El vapor de agua asciende y se dispersa en el aire circundante mediante un proceso llamado vaporización. Este proceso continúa hasta que toda o la mayor parte del agua líquida del vaso se ha convertido en vapor de agua.
3. Aumento de la concentración de sustancias disueltas: A medida que el agua se evapora, las sustancias disueltas originalmente presentes en el agua se vuelven más concentradas. Estas sustancias pueden incluir minerales, sales, impurezas o contaminantes que inicialmente se disolvieron en el agua.
4. Formación de un residuo sólido: A medida que el agua continúa evaporándose, las sustancias disueltas se vuelven cada vez más concentradas, hasta llegar finalmente a un punto en el que ya no pueden permanecer disueltas. Esto conduce a la formación de un residuo sólido o depósito en el fondo o en los bordes del vidrio.
5. Cristalización: Dependiendo de la naturaleza de las sustancias disueltas, la solución concentrada puede sufrir cristalización. Durante la cristalización, las sustancias disueltas se organizan en un patrón regular y repetitivo, formando cristales sólidos. Estos cristales pueden adoptar diversas formas y estructuras, según las sustancias específicas presentes.
6. Evaporación completa: Si el vidrio se expone a suficiente calor y luz solar durante un período prolongado, toda el agua líquida eventualmente se evaporará, dejando solo residuos sólidos o cristales en el fondo del vaso.
Es importante señalar que la tasa de evaporación y la naturaleza del residuo sólido formado pueden variar dependiendo de factores como el volumen y la composición del agua, la temperatura y la humedad del ambiente circundante y la duración de la exposición a la luz solar.