Se ha sugerido que la EFS es un medio potencial para mitigar el calentamiento global, particularmente si se puede implementar de manera rápida y económica. Sin embargo, la técnica es muy controvertida y existen importantes preocupaciones sobre sus posibles impactos ambientales, sociales y políticos.
Uno de los principales desafíos de la EFS es que requeriría un esfuerzo global continuo y a gran escala para ser efectiva. Sería necesario inyectar las partículas en la estratosfera con regularidad, y los costos y los desafíos logísticos para hacerlo son enormes.
Otra preocupación importante es que la EFS podría tener consecuencias no deseadas para el sistema climático. Por ejemplo, podría alterar los patrones de lluvia, dañar la capa de ozono o alterar la química atmosférica. Estos riesgos no se comprenden completamente y existe el riesgo de que la EFS pueda empeorar el calentamiento global en lugar de mejorarlo.
Además, la EFS requeriría la implementación de un acuerdo global y no hay garantía de que se pueda llegar a tal acuerdo. Algunos países pueden ser reacios a participar en SAI debido a preocupaciones sobre los riesgos potenciales, y existe el riesgo de que la tecnología pueda usarse con fines militares.
En general, la SAI es una técnica de ingeniería climática muy controvertida e incierta. No hay garantía de que sea eficaz y los riesgos potenciales son significativos. Si bien es importante continuar investigando las EFS como una opción potencial para mitigar el cambio climático, es crucial proceder con cautela y considerar cuidadosamente los riesgos y beneficios antes de tomar cualquier decisión para implementarla.