1. Propulsión de cohetes:
* cohetes químicos: El tipo más común, estos usan reacciones químicas para crear gas caliente que se expulse de la boquilla, empujando el cohete hacia adelante. Están limitados por la cantidad de combustible que pueden llevar.
* cohetes eléctricos: Estos usan electricidad para ionizar y acelerar el propulsor, ofreciendo una mayor eficiencia pero un empuje más bajo. Los ejemplos incluyen propulsores de iones y propulsores de efecto hall.
* cohetes térmicos nucleares: Estos usan la fisión nuclear para calentar a un propulsor, logrando mayores velocidades de escape y potencial para misiones más largas.
* cohetes de fusión nuclear: Un tipo hipotético y altamente avanzado que utilizaría la fusión nuclear para la propulsión, potencialmente ofreciendo un rendimiento extremadamente alto.
2. Lograr la velocidad de escape:
* Requisitos de combustible: La cantidad de combustible necesaria depende del diseño del cohete, la gravedad del cuerpo celestial y la velocidad de escape deseada.
* cohetes de múltiples etapas: Para alcanzar la velocidad de escape, a menudo se usan cohetes de varias etapas. Como el combustible se consume en una etapa, se deshace, reduce el peso y permite que la siguiente etapa acelere aún más.
* Asistencia de gravedad (maniobras de columpio): La nave espacial puede usar la atracción gravitacional de los planetas para ganar velocidad y cambiar de dirección.
Es importante tener en cuenta:
* Ningún motor puede "escapar de la gravedad" para siempre: La gravedad tiene un alcance infinito. Incluso los objetos que viajan a la velocidad de escape todavía se ven afectados por la gravedad, solo a un ritmo decreciente a medida que se alejan más.
* Limitaciones del mundo real: Los motores actuales están limitados por la tecnología y el costo. Construir un motor capaz de alcanzar rápidamente la velocidad de escape a partir de la fuerte atracción gravitacional de la Tierra es un desafío de ingeniería significativo.
En resumen:
No hay un solo "motor de velocidad de escape". Es un concepto que implica lograr una velocidad suficiente utilizando varios sistemas de propulsión, superando la atracción gravitacional de un cuerpo celestial.