Si la fuerza desequilibrada está en la misma dirección que la velocidad del objeto, el objeto acelerará. Esto se debe a que la fuerza desequilibrada realiza un trabajo sobre el objeto, lo que aumenta su energía cinética. La energía cinética es la energía del movimiento.
Si la fuerza desequilibrada está en la dirección opuesta a la velocidad del objeto, el objeto disminuirá su velocidad. Esto se debe a que la fuerza desequilibrada realiza un trabajo negativo sobre el objeto, lo que disminuye su energía cinética.
Si la fuerza desequilibrada es perpendicular a la velocidad del objeto, el objeto no acelerará ni disminuirá. Sin embargo, la dirección del objeto cambiará. Esto se debe a que la fuerza desequilibrada hace que el objeto acelere en una nueva dirección.
La cantidad de aceleración que experimenta un objeto depende de la magnitud de la fuerza desequilibrada y de la masa del objeto. Cuanto mayor sea la magnitud de la fuerza desequilibrada, mayor será la aceleración. Cuanto mayor sea la masa del objeto, menor será la aceleración.
En resumen, cuando una fuerza desequilibrada actúa sobre un objeto, hace que el objeto se acelere. La aceleración puede hacer que el objeto acelere, desacelere o cambie de dirección, dependiendo de la dirección de la fuerza desequilibrada.