Cuando una fuerza desequilibrada actúa sobre un objeto, tanto su velocidad como su dirección de movimiento cambian. Una fuerza desequilibrada es aquella a la que no se opone una fuerza igual y opuesta. Por ejemplo, si una persona empuja una caja, la caja acelerará en la dirección del empuje. Una fuerza desequilibrada hace que un objeto acelere o desacelere en proporción a la fuerza neta que actúa sobre él.