En el cero absoluto, que es -273,15 grados Celsius, los átomos y las moléculas tienen la menor cantidad de energía posible y dejan de moverse. Sin embargo, esto es sólo teórico y no se puede lograr en la práctica. Incluso a temperaturas muy bajas, los átomos y las moléculas todavía tienen cierto movimiento térmico.
La cantidad de movimiento térmico en una sustancia depende de su temperatura. Cuanto mayor sea la temperatura, mayor será el movimiento térmico. Esto se debe a que las partículas tienen más energía a temperaturas más altas.
El movimiento térmico también se ve afectado por la masa de las partículas. Cuanto más pesadas sean las partículas, más lento se moverán. Esto se debe a que las partículas tienen más inercia a mayor masa.
El tipo de material también influye en el movimiento térmico. Los sólidos tienen el menor movimiento térmico, seguidos por los líquidos y luego los gases. Esto se debe a que las partículas están más juntas en sólidos y líquidos, por lo que tienen menos espacio para moverse. En los gases, las partículas están muy separadas, por lo que tienen más espacio para moverse.