1.Inestabilidad de Kelvin-Helmholtz:esta inestabilidad surge cuando dos capas de fluido con diferentes densidades o velocidades fluyen entre sí. La diferencia de velocidad y dirección crea una fuerza de corte en la interfaz entre las capas, que puede conducir al desarrollo de ondas. Si las olas crecen lo suficiente, pueden romperse y generar turbulencias.
2.Inestabilidad de Rayleigh-Taylor:esta inestabilidad ocurre cuando un fluido más denso se coloca sobre un fluido menos denso en un campo gravitacional. La fuerza gravitacional que actúa sobre el fluido más denso hace que se hunda y que el fluido menos denso ascienda, lo que lleva a la formación de gradientes de densidad inestables. Estos gradientes pueden amplificar pequeñas perturbaciones y eventualmente descomponerse en un flujo turbulento.
Tanto la inestabilidad de Kelvin-Helmholtz como la de Rayleigh-Taylor pueden ocurrir sin ninguna fuerza u objeto externo que inicie la turbulencia. Son fenómenos puramente fluidodinámicos que surgen de las interacciones entre los propios fluidos.