Si bien los CDW y la superconductividad pueden coexistir en algunos materiales, su interacción puede ser cooperativa o antagónica. En algunos casos, la presencia de un CDW puede mejorar la superconductividad, mientras que en otros puede suprimirla.
Efectos cooperativos
Un escenario posible es que la formación de un CDW pueda conducir a un aumento en el acoplamiento electrón-fonón, que es un factor clave en la superconductividad convencional. Este acoplamiento mejorado puede fortalecer las interacciones atractivas entre electrones y fonones, promoviendo así la formación de pares de Cooper y aumentando la temperatura crítica para la superconductividad.
Además, en ciertos materiales, la modulación periódica de la densidad de carga asociada con un CDW puede abrir espacios en la superficie de Fermi, lo que resulta en la formación de nuevas bolsas de electrones. Estas nuevas bolsas de electrones pueden contribuir a las propiedades superconductoras generales del material.
Efectos antagonistas
Por otro lado, la presencia de CDW también puede tener efectos perjudiciales sobre la superconductividad. Por ejemplo, el potencial periódico asociado con un CDW puede provocar la dispersión de los pares de Cooper, alterando su coherencia y dificultando el estado superconductor.
Además, en algunos casos, la formación de una CDW puede introducir estados electrónicos adicionales que compiten con el estado fundamental superconductor, haciéndolo energéticamente menos favorable. Esto puede conducir a una supresión de la superconductividad o incluso a su completa desaparición.
La interacción entre los CDW y la superconductividad depende en gran medida del material y puede variar ampliamente según las propiedades y características específicas del sistema. Por tanto, es necesario estudiar cada material individualmente para comprender la intrincada relación entre estos dos fenómenos.