Las partículas de carbono negro más grandes tienden a depositarse en la atmósfera más rápidamente que las partículas más pequeñas. Esto se debe a que las partículas más grandes tienen más superficie sobre la que actúa la gravedad. Las partículas más pequeñas pueden permanecer suspendidas en la atmósfera durante períodos de tiempo más largos.
Las partículas de carbono negro que se encuentran a mayor altitud tienden a permanecer en la atmósfera durante períodos de tiempo más largos que las partículas que se encuentran a menor altitud. Esto se debe a que el aire es más fino a mayor altitud, por lo que hay menos resistencia al movimiento de las partículas.
Por último, las condiciones climáticas predominantes también pueden afectar la vida útil de las partículas de carbón negro. Por ejemplo, es más probable que las partículas de carbono negro sean eliminadas de la atmósfera durante períodos de fuertes lluvias o nevadas.
En general, la vida media de una partícula de carbono negro en la atmósfera es de unos 10 días. Sin embargo, algunas partículas pueden permanecer en la atmósfera durante períodos de tiempo mucho más largos.