Un estudio de 2018 publicado en la revista "Frontiers in Veterinary Science" encontró que los sensores de movimiento montados en caballos podían identificar caballos que tenían un mayor riesgo de desarrollar cojera. Los sensores midieron el movimiento de los caballos en tres dimensiones y pudieron detectar cambios en el andar de los caballos asociados con la cojera. El estudio encontró que los sensores podían identificar caballos con una tasa de precisión del 90%.
Otro estudio, publicado en la revista "Equine Veterinary Journal" en 2017, encontró que los sensores de movimiento también podrían usarse para identificar caballos con mayor riesgo de desarrollar dolor de espalda. Los sensores pudieron detectar cambios en el movimiento de la espalda de los caballos que estaban asociados con el dolor de espalda, y los sensores pudieron identificar caballos con una tasa de precisión del 87%.
Estos estudios sugieren que los sensores de movimiento tienen el potencial de ser una herramienta valiosa en el manejo de la salud equina, ya que pueden proporcionar señales de advertencia tempranas de posibles lesiones, lo que permite la intervención y la prevención antes de que ocurran problemas graves.