Evaporación: El agua caliente tiene una tasa de evaporación más alta que el agua fría. A medida que el agua caliente se evapora, pierde masa, lo que puede provocar una disminución del tiempo total de congelación.
Convección: El agua caliente también experimenta convección, donde el agua caliente sube y el agua más fría desciende. Esto crea un patrón de circulación que puede ayudar a distribuir el calor de manera más uniforme, lo que lleva a una congelación más rápida.
Gases disueltos: El agua caliente puede contener menos gases disueltos que el agua fría. Los gases disueltos pueden actuar como sitios de nucleación para la formación de cristales de hielo, por lo que su ausencia en el agua caliente puede contribuir a una congelación más rápida.
Superenfriamiento: El agua fría es más propensa al sobreenfriamiento, donde permanece en estado líquido por debajo de su punto de congelación. Cuando el agua sobreenfriada se agita o se altera, puede congelarse repentinamente, lo que puede dar la impresión de que se congeló más rápido que el agua caliente.
Es importante señalar que el efecto Mpemba no siempre se observa y puede depender de condiciones experimentales específicas, como el volumen y la forma del recipiente de agua, la diferencia de temperatura entre el agua fría y caliente y la presencia de impurezas. A pesar de las investigaciones en curso, el efecto Mpemba sigue siendo un fenómeno intrigante que desafía nuestra comprensión de cómo se producen la transferencia de calor y las transiciones de fase.