Los humanos pueden inducir eventos sísmicos de pequeña escala a través de ciertas actividades, tales como:
1. Sismicidad inducida por embalses:La construcción de grandes embalses o presas puede alterar la presión del agua subterránea e inducir actividad sísmica en áreas que antes no eran propensas a sufrir terremotos. El peso del agua embalsada y los cambios en la presión del fluido subterráneo pueden estresar las fallas cercanas y provocar pequeños temblores.
2. Inyección de fluidos:Las prácticas de inyección de fluidos subterráneas profundas utilizadas en sistemas geotérmicos mejorados, eliminación de desechos subterráneos o fractura hidráulica para obtener gas natural pueden causar eventos sísmicos. Cuando se inyectan fluidos a alta presión en las profundidades de la Tierra, se pueden alterar las presiones del subsuelo y reactivar fallas preexistentes, lo que provoca terremotos inducidos.
3. Minería subterránea:Las operaciones mineras subterráneas extensas pueden causar pequeños eventos sísmicos localizados. A medida que se excavan las minas, las rocas que rodean los huecos pueden moverse y liberar la tensión acumulada, lo que provoca temblores. Sin embargo, estos terremotos inducidos tienden a ser de baja magnitud y normalmente no plantean riesgos significativos.
4. Grandes explosiones:Las explosiones muy grandes, como las pruebas nucleares o las detonaciones con fines de construcción, pueden generar ondas sísmicas. Sin embargo, estos eventos sísmicos inducidos suelen ser transitorios y confinados a las inmediaciones de la explosión.
Es esencial señalar que estos eventos sísmicos inducidos por el hombre generalmente se limitan a magnitudes relativamente pequeñas y están altamente localizados. Son diferentes de los grandes terremotos que ocurren naturalmente provocados por la colisión o el movimiento de placas tectónicas. Los terremotos importantes (normalmente de magnitud superior a 6) siguen siendo producto de procesos geológicos naturales que escapan al control humano directo.